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26 »No hay como el Dios de Jesurún, desciende de los cielos con majestuoso esplendor para ayudarte.

27 El Dios eterno es tu refugio, y abajo están los brazos eternos.

Arroja a tus enemigos delante de ti y grita: “¡Destrúyelos!”.

28 Por esta razón, Israel habita confiada, prosperando en tierra de grano y de vino, mientras las lluvias suaves descienden de los cielos.

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